La fitoterapia como alternativa a la nueva legislación del medicamento veterinario.
Como todos sabemos, el pasado 28 de enero, entró en vigor el Reglamento (UE) 2019/6, sobre medicamentos veterinarios, que supone un hito en la práctica ganadera y veterinaria para el futuro.
Uno de los objetivos claves de la nueva normativa, es la lucha contra las resistencias antimicrobianas. En las últimas décadas, éste ha sido uno de los principales problemas de salud púbica y de los que han generado mayor debate dentro de las políticas sanitarias internacionales. Solamente el año pasado murieron en España más de 4.000 personas a causa de microorganismos multiressistentes.
La ganadería tradicional viene desarrollándose desde hace más de 10.000 años, durante los cuales se ha tratado al ganado mediante la aplicación y administración de plantas con propiedades terapéuticas. A lo largo de todos estos años, se ha ampliado el conocimiento de éstas, cubriendo un amplio espectro de desórdenes en el ganado. Sin embargo, la creciente intensificación de la ganadería en el último siglo, y la interesada influencia de cierta parte de la industria farmacéutica, ha desplazado la práctica del uso de principios botánicos, por la utilización de fármacos de síntesis en la ganadería. Poco a poco, se ha pasado del uso limitado al abuso incoherente de este tipo de fármacos en muchos de los aspectos de la vida cotidiana fuera y dentro de las granjas, lo que ha llevado a uno de los mayores problemas de salud pública mundial a los que nos enfrentamos en la actualidad.
Debido a la complejidad del problema, a su dimensión transfronteriza y a la elevada carga económica, su impacto va más allá de sus graves consecuencias para la salud humana y la sanidad animal y se ha convertido en un problema que afecta al conjunto de la sociedad y exige una acción intersectorial urgente y coordinada, en consonancia con el planteamiento del movimiento «OneHealth». Dicha acción incluye el refuerzo de la utilización prudente de los antimicrobianos, evitando su uso profiláctico y metafiláctico rutinario.
Para ello, se han implementado acciones que garanticen un uso racional de los antimicrobianos, para poder combatir la farmacoresistencia. Esta normativa, aunque llega con retraso, supone un verdadero punto de inflexión en la cría de animales de granja, casi siempre destinados a consumo humano, ya que echa por tierra algunas de las prácticas dudosamente calificadas de “zoosanitarias o zootécnicas” que se venían desarrollando para intentar mantener el estatus de salud de las ganaderías.
Una de las grandes novedades de la aplicación del Reglamento, es la prohibición del uso sistemático con fines zootécnicos de antimicrobianos. No podrán ser utilizados de forma rutinaria, ni para compensar una falta de higiene, una cría inadecuada de los animales o falta de cuidados, ni una mala gestión en las explotaciones ganaderas. El incumplimiento de esta normativa, conllevará importantes sanciones para ganaderos y veterinarios que no cumplan con lo establecido en el nuevo Reglamento
Además, se prohíbe el uso profiláctico y metafiláctico en las ganaderías como práctica habitual. Solamente se puede aplicar de manera excepcional y justificada, delimitando las cantidades y la duración del tratamiento.
Estas prácticas se habían llevado a cabo hace tiempo de manera rutinaria en cebaderos, centros de cría intensiva y ganaderías, para mejorar los rendimientos en el crecimiento o tratar de controlar la aparición de procesos infecciosos, lo que ha facilitado, como hemos comentado anteriormente, la aparición de estos organismos multirresistentes, que han supuesto un reto a la salud pública desde hace varias décadas.
Sin embargo, estas acciones ya no se podrán llevar a cabo, tendremos que recurrir a otros sistemas alternativos que acompañen a la correcta gestión zootécnica. En definitiva, que nos permitan mantener la sanidad de nuestro ganado y garanticen la más alta seguridad en términos de farmacorresistencia.
En este sentido, se hace especialmente importante el uso de fitoterapia como alternativa práctica que nos permita controlar determinados procesos, de manera preventiva y curativa, de forma que no sólo que cumplamos con la normativa, sino que mantengamos un correcto estatus sanitario, a la vez que mejoramos la sostenibilidad de la actividad ganadera.
El propio Reglamento, en el artículo 157, pone de manifiesto la falta de información de los productos tradicionales a base de plantas y marca como reto para la propia Comisión, presentar al Parlamento Europeo y al Consejo información acerca del uso de medicamentos veterinarios tradicionales a base de plantas y, si corresponde, presentar una propuesta legislativa para introducir un sistema simplificado de registro de los productos utilizados para tratar animales. Además, los Estados Miembros, deberán facilitar información sobre dichos productos en su territorio en un plazo ya estipulado.
A pesar de las numerosas evidencias científicas que avalan la eficacia de los extractos botánicos en la salud animal, existe una escasa formación sobre el uso de fitoterapia veterinaria en los profesionales del sector, constituyendo actualmente una asignatura pendiente en la formación reglada de veterinarios, ganaderos, científicos, farmacólogos y botánicos. En base a la nueva legislación, se presenta un momento crucial para poder hacer un uso de correcto de esta potente herramienta, de manera que podamos abordar el manejo de la sanidad de nuestras ganaderías con todas las herramientas terapéuticas necesarias.
Con la nueva reglamentación en marcha, ya no se podrán usar antibióticos de manera rutinaria para los tratamientos de secado en animales productores de leche, o los piensos medicamentosos de forma sistemática en los cebaderos y naves avícolas, o el uso de cocciostáticos de manera preventiva, sin tener un diagnóstico previo que lo justifique con criterios veterinarios y datos de laboratorio. Sin embargo, ya tenemos en el mercado extractos botánicos que dan solución a estos problemas, que están testados y avalados científicamente y que suponen el método más eficaz de lucha contra la aparición de determinados procesos.
Esta problemática, pone a la fitoterapia en el punto de mira de las nuevas alternativas destinadas a ofrecer una solución viable a la evolución de la ganadería. Se hace de esta forma evidente, que debemos recurrir al uso de extractos botánicos para el control de numerosas enfermedades, tal como pone de manifiesto la nueva normativa. Debemos estandarizar de nuevo su administración como alternativa a la prevención y control de las enfermedades más comunes en la ganadería como ya lo hicieron nuestros compañeros albéitares hace ya décadas.
Continuamente avanzamos hacia sistemas productivos más limpios, más seguros y más sostenibles. Por ello, debemos ser conscientes de nuestra responsabilidad como actores en la cadena productiva, tenemos que hacer un uso razonable de los medicamentos y seguir trabajando en la implantación de nuevas alternativas terapéuticas que nos lleven hacia un futuro mejor para todos y todas.